Frecuentemente yo veo así. Los colores se me aplastan, se apastelan, se fijan, no hay fondo, sólo un punto de fuga por el que una masa se hará pequeña pequeña. Los objetos pasan, se hacen mínimos y desaparecen. Siempre veo así al tranvía por la Avenida de los Príncipes. Debe ser el nombre de la avenida, como de cuento, como de no creérmela. Todo acaba por desaparecer, menos la avenida. Cuando la encuentro ya me siento cerca de casa, a punto de convertirme en cuento también. Historias de vienen y van.
sábado, 29 de septiembre de 2007
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