Me aproximo al barrio por la autopista del norte. En la inmensa bajada de La Laguna se abre en frente la isla vecina. Entonces comprendo, aún más, que Ofra es todo, que todo es todo y que la distancia y la velocidad ya casi son una misma cosa. Me hago un lío y me paso la salida, emocionada.
domingo, 13 de enero de 2008
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