Cada vez que doy la vuelta a la rotonda y enfilo hacia abajo veo ese anuncio del loro parque. Me llama la atención que esté al lado de un enorme cartel con un tal rajoy. No quiero que aparezca el tipo con barbas, me quedo con las ballenas y una reflexión: pobres ballenas con su espacio restringido y tan adiestradas; y pobre rajoy a quien no vamos a dejar que lleve la vara de mando con la que domesticarnos a todos-as.
martes, 8 de enero de 2008
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