Voy a ver a una abuelita de Ofra. Qué cosas, está ingresada en una clínica del Puerto de la Cruz, cerca del parque Taoro. Gran lugar, preciosas vistas. Al entrar en la habitación la encontré con las piernas al aire tostándalas al sol de la mañana para que cogieran calorcito. La viejita tiene el corazón muy gastado, dicen los médicos. Yo admiro el paisaje por la ventana mientras ella come en una de esas bandejas compartimentadas de los hospitales: consomé, carne con verduras, macedonia y pan tosatado; todo sin sal.
domingo, 13 de enero de 2008
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3 comentarios:
Al ver la foto en casa, me di cuenta de que la abuelita es más espectro que carne; no caí en la cuenta, cuando disparé la cámara, de por qué me gustaba verla reflejada en el cristal. Descubro, luego, que los espectros también se alimentan de caldo. O que tal vez todas/os seamos espectros y al más mínimo golpecito nos rompemos con el espejo.
Te robé la foto ¡¡¡que sepas!!!
Reconocí el luegar, suelo frecuentarlo más que nada como ustedes, visitas ...
¿Te das cuenta el recorrido de nuestras vidas?
Nacemos en lugares como éste.
Salimos a la calle y volvemos a éstos lugares por cortesía u obligación.
Es testigo de nuestra "reproducción" si la hay.
Y en la gran mayoría de los casos terminamos nuestras horas de vida en lugares como éste.
Que curioso ...
Feliz noche chic@s.
Cierto, y además, si vamos de visita, es como un caminar por caminos en los que te quedas con detalles (cuantos más mejor) para aprender a estar cuando nos toque.
Salud.
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