Trabajo aquí. Sé muchas cosas de aquí. En el nombramiento como funcionario público acaté, por imperativo legal, todas las normas internas y, entre ellas, no desvelar nada sobre las cuestiones que se cuecen aquí dentro.
Eso no quita que pueda decir sin miedo, alto y claro que hay tanto caciquismo, tanta incompetencia y tales despropósitos que a uno le entran muchas ganas de volver al terreno privado. O volverme una zanahoria. Y lo peor de todo, es que gracias a es@s cuant@s (minoría minoritaria) es que la cosa se sostiene de milagro. Y claro: nos sentimos colaboricionistas de la incompetencia. Qué incongruencia. ¿Cómo podemos conciliar esas sensaciones contrapuestas?
Si las paredes hablasen...
1 comentario:
Pués eso, lo de no desvelar nada serás tú, se ve que muchos se equivocaron y lo que juraron fue el pregón de las fiestas o se despistaron, porque toda la basura que sale del ayto en estos últimos años y que ha dado de comer a la prensa y a la opinión pública sale de algunos funcionario/as envidioso/as y rencoroso/asssssss...¿no crees? y no sé porque creo que coinciden con la minoría esa... que anda por ahí....
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