Visto así, el hospital me recuerda a un enjambre. No sé si de vida. Llegada una edad, quien más quien menos ya acumula alguna experiencia médico-traumática. Oh, sí, nos recuperamos de todo y de mil maneras, de las ausencias también. Pero siempre nos queda el aguijón de la pena.
domingo, 11 de noviembre de 2007
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